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“Turismo de Eventos: Ni tanto, ni tan poco”


Publicado para Diario Andino Digital. Ver nota aquí.



Este fin de semana pasado se llevó a cabo la Segunda Edición de la fecha internacional de Motocross en nuestra localidad y la misma ha producido gran satisfacción en algunos pero también ha suscitado en muchos ciertos cuestionamientos o al menos incógnitas e inquietudes en cuanto a cuál es el real beneficio que este evento y otros tantos similares generan para nuestra localidad tanto a nivel privado como público.


Es por eso que a partir de la evaluación del mismo, me permito hacer un análisis del turismo de eventos en general y una reflexión seguida de propuestas que puedan ser consideradas. Aclaro desde ya, que no es mi objetivo polemizar, ni descalificar ni mucho menos desmerecer el esfuerzo (que es mucho) de tanta gente involucrada en la realización de este tipo de eventos.


Cabe aclarar también, que esta evaluación la hago a partir de los números y cifras (las cuales a primera vista impresionan por la cantidad de ceros a la derecha) que han trascendido en medios de comunicación, ya que a nivel oficial no hay cuantificación ni análisis detallado. Lo cierto es que, según algunos medios locales, se estima que este evento significó para la región un ingreso de $ 170.000.000; de los cuales $ 95.000.000 quedarían en Villa La Angostura …..


Por otro lado, se dijo que hubo aproximadamente unos de 42.000 pernoctes en 8 días ¿?? ; no es mucho? Me gustaría saber cómo se llega a ese número porque, según el registro oficial , hay 4.280 plazas habilitadas; eso hace un total de 34.240 pernoctes, en el caso de que hubiera habido una ocupación del 100% durante ocho días (cosa que dudo) y donde están las otras 7760?. Seguramente, dirán “son de los alojados en casas particulares” pero el punto es que cuando se hacen estimaciones oficiales, deben hacerse sobre las variables concretas y parámetros ciertos, es decir sobre las plazas habilitadas, no sobre supuesto. Por qué si empezamos a hacer todos los cálculos “a ojo de buen cubero”, como diría mi abuela; cuando se trata de cifras tan grandes, nos puede llevar a números un poco distorsionados y para planificar en serio debe hacerse sobre datos reales y ciertos, no sirve de nada mentirnos a nosotros mismos.


Ahí es donde comienzan a surgir una serie de preguntas que son necesarias que nos hagamos para poder evaluar seriamente y tomar decisiones a futuro, como por ejemplo: De donde salen semejantes cifras tan promisorias? ; y que hay de los egresos y costos?; quien los asume?; y cómo es que se reparten ese ingresos y/o beneficios (promoción, infraestructura, etc.) entre los privados locales, la provincia, el municipio y los organizadores?.


Todas estas incógnitas son las que se repiten cada vez que se organiza un evento de envergadura en la localidad y también sucede lo mismo en otros centros turísticos de la región.


Profundicemos ahora en lo que es el turismo de eventos en general. En turismo, suele tenderse a buscar “productos salvadores” que “disminuyan o terminen con la famosa estacionalidad”, fantasma que tanto preocupa a todos y que es muy utilizado en discursos cuando de enunciar objetivos en turismo se trata.


En una época se hablaba del “Turismo Ecológico”, en otras del “Turismo de bajo impacto”, “turismo de naturaleza”, etc. Ahora, desde hace unos años, el Turismo de Eventos aparece como “la gran solución” y en función de ello es que desde entonces se hacen esfuerzos y se invierte (sobre todo desde el sector público) para apoyar y tratar de fomentarlo.


La realidad es que no existe un producto salvador ni existen milagros en turismo como en ninguna otra actividad económica, lamento desilusionarlos. Lo que existe es la posibilidad y debe existir la responsabilidad de realizar una planificación a nivel estatal y privada de la actividad de manera que se establezcan políticas, estrategias y objetivos que tengan como fin transformar la actividad económica del turismo en un NEGOCIO PARA TODOS y no para unos pocos.


En el caso particular de Angostura, podemos decir que desde el año 2000 se empezó a hablar del turismo de eventos, cuando se inauguró el Centro de Convenciones y fue por el año 2003, si mal no recuerdo, que se hizo la primer edición de lo que se transformaría luego en nuestro evento deportivo insigne, el K42. Por ese entonces, el producto eventos deportivos estaba recién surgiendo y por lo tanto, era entendible que desde la localidad se apoye y se invierta en posicionar a nuestro centro turístico como sede ideal para este tipo de eventos por contar con atributos únicos e inmejorables.


Con el pasar de los años, el producto fue creciendo y se incrementaron tanto los eventos a nivel local como también los destinos que buscaban ser sede. Se comenzó a perfilar “el negocio” y hoy podemos decir que ya es un negocio consolidado ( si no las empresas organizadoras de eventos no seguirían realizándolo).


Ahora, sin embargo, si miramos a nuestro alrededor y nuestra realidad, la pregunta que surge es ¿y donde vemos reflejados todos esos ingresos que supuestamente logramos con cada evento?. Y a ella le siguen: ¿ acaso tenemos mejor infraestructura en los espacios públicos?; ¿tenemos presupuesto para mantener nuestros atractivos en óptimas condiciones?; ¿ nos sobran recursos para ir a donde queramos a hacer más promoción? . La respuesta es no.


Seguimos sin un infraestructura de base, seguimos sin una infraestructura específica para realizar eventos; seguimos cortando e inhabilitando calles estratégicas con todo lo que implica; seguimos con nuestros espacios públicos deteriorados (ejemplo, el puente viejo del Correntoso y su costanera); seguimos afectando a personal municipal que durante esos días no puede responder a las necesidades operativas del municipio; seguimos sin tener dinero para hacer promoción. Las instituciones intermedias tampoco tienen dinero para aportar. Es decir que no nos hemos capitalizado.


Aquí es donde creo que, según mi parecer, reside El Problema que identifico, y que “me hace ruido” y es en la postura que como comunidad tomamos (tanto a nivel público como privado) al momento de vendernos como sede de eventos .

Me refiero a que si partimos de la base que el turismo de eventos es un negocio, deberíamos actuar como “socios” y no como “facilitadores”. Se trata de cambiar el enfoque.


Da la sensación que como destino, seguimos parados en la postura de “tenemos que apoyar a un alto costo sin esperar grandes beneficios directos, por ahora ….” Y cuando se termina el “por ahora”?.


Considerando el tiempo transcurrido, la cantidad de eventos deportivos de todo tipo que se vienen realizando y los atributos que tiene Angostura, estamos en condiciones de decir que YA ES HORA DE PARTICIPAR DEL NEGOCIO.


¿Qué quiero decir con esto?. Apelaré a una analogía para ser más clara. Hagamos de cuenta de que nuestra localidad es un salón de eventos. Somos dueños de un salón de eventos, con determinadas características que lo hacen único y una persona muy importante quiere hacer su cumpleaños en nuestro salón. Nosotros como medida promocional y evaluando que eso nos va a favorecer para que nos conozcan, podemos elegir como estrategia de promoción que le hacemos un descuento en los costos o que le regalamos la comida, etc. Ahora, ya la segunda vez que vengan, no vamos a hacer lo mismo, ni tampoco con las otras personas que deseen contratar nuestros servicios de salón para hacer sus fiestas porque si no nos fundiríamos. Lo mismo sucede con nuestros recursos a nivel local.


Está bien que apoyemos un evento que está surgiendo, una edición, puede que dos; pero cuando ya está consolidado, el planteo tiene que ser otro. Por qué? Porque el Estado no puede seguir poniéndose al hombro el negocio de los privados y en algún momento debe comenzar a recuperar lo invertido. El rol de fomento del Estado es para actividades que están en desarrollo pero ya cuando funcionan por su cuenta el Estado debe retirarse y apoyar otras cuestiones donde se necesiten.


Tenemos que perder el miedo a comenzar a exigir y a hacernos valorar. Acaso después de tantos años, ¿no estamos ya posicionados como sede de eventos deportivos con atributos que lo hacen único?; por algo nos elijen, entonces hagamos valer nuestras condiciones. No se puede estar dando todo “porque si no se van” y si así fuera, tenemos que confiar en que vendrán otros eventos.


En el caso puntual del Mundial de Motocross, por poner un ejemplo que es reciente; es verdad que es un evento de nivel internacional, que ayuda a promociona el destino, que viene mucha gente (con dos noches de ocupación plena, no ocho), que los restaurantes trabajan, el taxista, el negocio de ropa deportiva, etc. Pero también es cierto que el acondicionamiento del circuito nos puede llegar a costar una multa de $ 400.000 que vamos a pagar entre todos, no los que tomaron las decisiones y los que se han beneficiado. Y que esa infraestructura permanece ociosa gran parte del año.


Ahora, me pregunto: siendo este año la segunda edición, si el Municipio le cedió el centro de convenciones donde también se vendieron entradas, no podemos pedir un porcentaje de la venta de esas entradas como cuando hay un espectáculo cultural?; no podemos cobrar una tasa por cada stand que se vendieron a un valor, digamos interesante?; no podemos establecer que cada evento que se realice pague una tasa comercial como está estipulado cuando viene un circo o un parque de diversiones?.


Estos y otros cuestionamientos son los que nos hacemos muchos, seamos o no parte de la actividad turística.


Simplemente para finalizar, aclaro que no me considero la dueña de la verdad y mi intención es plantear el tema para que se genere la sana discusión del mismo. Describo de manera objetiva la situación para que lo que digo se corrobore, o quizás alguien pueda refutarlo, con argumentos sólidos.


Lo que si propongo es que entre todos los responsables de establecer las políticas públicas evaluen la posibilidad de plantear algunas medidas y normativas que de una vez por todas permitan SOCIALIZAR LOS BENEFICIOS Y PRIVATIZAR LOS COSTOS para que el NEGOCIO SEA DE TODOS.

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